Romeo era mas bien regordete, a pesar de la coca que se inyectaba y de las grandes dosis de quitapenas que se echaba entre pecho y espalda. Pero era un amor a primera vista. A última vista. A cualquier vista. Julieta era una Lolita en potencia, cuya mayor afición era quitarse los calcetines en otra cama que no fuera la suya. Los calcetines...y el resto de la ropa. Ya no quedan Romeos, se cambiaron el nombre hartos de buscar Julietas, que se bajan las bragas a la primera de cambio. Cambian tangos por mover el culo a ritmo de la música de moda en la emisora de radio más famosa del mes. Cambian sentimientos y la magia de los momentos por el polvo de una noche. Miradas a cambio de roces, el pintalabios difuminado, sonríendo tras un beso contra cualquier pared. Y días después el rimmel corrido cuando lloran por el cabrón de la semana. Muchas cosas han cambiado. Todo va al revés. Los mordiscos a las caricias.
Soy un mechero que se quedó sin gas.

Tengo las uñas,
las piernas,
y la lengua
LARGAS.
6 comentarios:
sí que en queden, de romeus, però són tímids
tu no eres precisamente un ejemplo de julieta
anónimo, sabes quién se ha dejado bigote?
Mi cipote
lo mejor es que tu madre tiene mas bigote aun
Yo no me he metido con tu madre y menos cuando esta enferma, no se a quien se lo dices, pero si me lo dices a mi la has cagado mucho...
interesante, interesante
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